Si bien el uso de videojuegos en la psicología clínica no es algo ajeno en la actualidad, en Latinoamérica aún existe escepticismo. El entretenimiento electrónico aún sufre de estigmas que no hacen más que entorpecer la inserción de nuevas y útiles herramientas dentro del tratamiento psicológico.
Este artículo es una colaboración de Xersel
Los videojuegos poseen un potencial educativo y terapéutico que por mucho tiempo se han dejado de lado por prejuicios como que fomentan violencia y ocio. La verdad es que han permitido combinar su objetivo lúdico con funciones pedagógicas y terapéuticas. En el contexto de diversión fomenta y mantiene el interés y motivación en niños y adolescentes; esto facilita la práctica de estrategias de aprendizaje dirigidas a lograr metas clínicas.
Los principales «targets» de estas técnicas son jóvenes con dificultades especiales y pacientes que solo se abren a través de la diversión; pues cumplen como método encubierto, logrando avances donde las escuelas tradicionales no pudieron. Los pacientes desarrollan expectativas positivas del uso de este formato, asumiendo que el aprendizaje o la terapia pueden ser «divertidos».
Videojuegos en la psicología clínica y rehabilitación
En algunos países como Japón y gran parte de Escandinavia el uso de herramientas digitales incluyendo a los videojuegos son comunes. En 2019 el gobierno de los estados unidos probó el uso de juegos de video para tratar el estrés postraumático de los veteranos de guerra. También desarrolló una especie de shooter donde se «disparaban» bolas de nieve para tratar a los soldados que sufrían de quemaduras. Los resultados en ambos casos fueron en extremo positivos.
Los beneficios fueron listados en un interesante reportaje de WIRED (inglés) llamado ¿Cómo los videojuegos están salvando a aquellos que han servido al país.
Los videojuegos se están usando para tratamientos o apoyo a problemas médicos y/o psicológicos; por mencionar algunos: la ampliación y aplicación del autoconcepto, el autocontrol, autoestima; rehabilitación en pacientes con TDAH, establecimiento de rapport con niños durante las sesiones de psicoterapia, etc.
No todo son niños y jóvenes. El efecto positivo de los videojuegos ha probado en estudios la mejora de habilidades motoras finas, memoria y razonamiento en ancianos.
Tal vez estamos ante una nueva herramienta cognitiva. Habrá que esperar a que la sociedad deje de lado el estigma de que los videojuegos son solo ocio y se les dé más oportunidades en el área de la salud mental y física.
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