Durante la mitad del Siglo XX autores cómo Juan Rulfo y García Márquez se adentraron en temáticas humanas, a través del uso de la fantasía en un contexto real. Naciendo así el realismo mágico, un género literario donde las situaciones fantásticas son algo común en lo cotidiano. Ahora bien, el realismo mágico en la animación oriental es uno de los recursos mejor aplicados en la cinematografía moderna.
Este artículo es una colaboración de Alicia Liddellin
En el cine esto se ha visto desde hace tiempo, Woody Allen es uno de los directores reconocidos por ello. Amelie, la multipremiada película es una propuesta moderna al ámbito.
En Asia, las producciones animadas, han creado tramas y perspectivas visuales llamativas al espectador.
Para los amantes del anime tenemos por ejemplo a las obras de Satoshi Kon (Paprika), Durarara! o a The flowers of Evil por dar algunos ejemplos de buen realismo mágico en la animación oriental.
En cuanto a producciones animadas no derivadas de un manga muchas de las obras del estudio Ghibli incorporen a este género.
Como Kiki entregas a domicilio expone a una bruja emprendedora algo natural para los habitantes del pueblo al que llega. En, El Increíble Castillo Vagabundo los magos van a la guerra.
Es inevitable pensar en estas narraciones como un cuento de García Márquez, marcando la cinematografía Ghibli en un realismo mágico moderno. Con historias para todo público, podemos encontrar estos bellos cuentos en Netflix, una propuesta visual mágica.
